El jade es un símbolo de pureza y serenidad. Muy apreciado en Oriente, simboliza la sabiduría conseguida en tranquilidad. El jade está asociado con el chacra corazón e incrementa el amor y los cuidados. Es una piedra que protege a quien la lleva de sufrir daño y le aporta armonía. Se cree que atrae buena suerte y amistad.

Psicológicamente, el jade estabiliza la personalidad e integra la mente y el cuerpo. Promueve la autosuficiencia. Mentalmente, el jade libera los pensamientos negativos y alivia la mente. Estimula las ideas y hace que las tareas parezcan menos complejas para que puedan ser emprendidas inmediatamente.

Emocionalmente, el jade es una «piedra del sueño». Puesta sobre la frente, produce sueños significativos. Favorece la liberación emocional, especialmente de la irritabilidad.

Espiritualmente, el jade te anima a ser quien realmente eres. Te ayuda a reconocerte como un ser espiritual en un recorrido humano y despierta el conocimiento oculto.